domingo, 1 de junio de 2008

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Los médicos residentes de primer año (R-1) de las urgencias del Ramón y Cajal han tomado la decisión de no extralimitarse en sus competencias y no firmar las altas de los pacientes de las especialidades quirúrgicas (cirugía cardiaca, vascular, digestiva o urología y general).Al parecer, los jóvenes practicantes se han cansado de las peleas que mantienen los distintos estamentos del hospital, que les obligan a realizar trabajo que no les correspondía, según publica El País.Desde el pasado lunes se niegan a firmar las altas de los pacientes de las especialidades quirúrgicas (cirugía cardiaca, vascular, digestiva, urología y general, entre otras) atendidos en el servicio, unos ochenta al día. Esta función, que les hace responsables jurídicamente en caso de que suceda algo, no les corresponde, según la normativa vigente. Pero el día a día y la presión asistencial en el servicio les había llevado a hacerlo en los últimos tiempos.
La decisión de los R-1 de las especialidades quirúrgicas ha tenido una repercusión inmediata en los enfermos, que ahora deben esperar durante horas a que algún facultativo les firme el alta para poder regresar a sus hogares. Es el caso de Álvaro García, de 23 años, que a la una de la tarde acudió a urgencias con un sinus sangrante, una infección en la parte baja de la columna vertebral.
"Me han hecho una pequeña operación y a las dos de la tarde ya estaba para irme a casa", explicó ayer pasadas las seis de la tarde. "Pero como nadie me firma el alta porque me dicen que el médico está en el quirófano, aquí sigo, con los puntos en el culo, sin poder sentarme", se quejó. Hasta las 18.45 no pudo volver a su domicilio. Presentó una reclamación ante el hospital y tiene decidido "denunciar el caso en comisaría", alegando que toda su peripecia "ha sido un descontrol". "Están los residentes de primer año solos. La que me ha operado a mí lo ha hecho sin la supervisión de nadie y esto no es de recibo en un hospital como el Ramón y Cajal".
Muchos otros enfermos optan por una solución más drástica: se van de urgencias sin haber recibido el alta, hartos de esperar que algún médico les firme los expedientes médicos. "Yo no quiero hacer eso porque tengo que ir a mi médico de cabecera para que haga el seguimiento y no puedo ir sin los papeles", se justificó.
El origen del problema, según denunció hace dos semanas la ex coordinadora del servicio, Carmen Concejo, está en la decisión de la dirección del hospital de eliminar hace unos meses la presencia física en urgencias del cirujano adjunto, un facultativo con la residencia ya terminada. Concejo dimitió en protesta por ello.
La falta de cirujano, según un trabajador, obliga a los R-1 a buscar la supervisión de "los otros médicos del servicio, los de las especialidades médicas, pero éstos se niegan a asumir esta responsabilidad". "La respuesta que nos dan", explicó ayer un R-1, "es que busquemos la supervisión de nuestro cirujano adjunto, cuando saben que ya no existe esta figura. Entonces tenemos que llamar a los residentes mayores, que siempre están atendiendo los casos más graves y no pueden, o a los cirujanos de planta, que muchas veces tampoco quieren bajar. Así que, unos por otros, siempre nos quedamos sin supervisión y ya estamos cansados", resumió este R-1 para justificar la decisión de negarse a firmar altas.
Las especialidades quirúrgicas cuentan en las urgencias del Ramón y Cajal con 11 R-1 y 8 residentes de segundo año (R-2). Habitualmente están en servicio un R-2, que atiende los casos más graves y urgentes, y dos R-1, que pasan consulta en los casos leves. Desde la desaparición del cirujano adjunto, los residentes deben llamar a algún cirujano de planta para que baje a supervisarles y les ayude en los casos más graves.
Amador Elena, gerente del Ramón y Cajal, negó ayer que esta situación esté "afectando a la atención en urgencias, servicio que ofrece la mejor atención a los pacientes". Elena apoya la decisión de los R-1 de no firmar altas: "No lo deben hacer, porque la normativa no lo contempla". Preguntado sobre por qué lo venían haciendo, responde: "No me consta, aunque cada residente tiene su margen de actuación. Si se ve capacitado para atender un caso leve, que son los que atienden los R-1, sin supervisión, puede ser que en algún caso lo hiciera".


Las urgencias del Ramón y Cajal viven un nuevo conflicto, esta vez ocasionado por los médicos internos residentes (MIR) de primer año. Desde el pasado lunes, se niegan a firmar altas de los pacientes de especialidades quirúrgicas, ya que esta función no les corresponde y, además, les hace responsables jurídicamente en el caso de que haya complicaciones. La situación conlleva que algunos pacientes tengan que esperar horas hasta que un facultativo les dé el alta. El gerente del centro, sin embargo, asegura que el problema no está afectando la atención en las urgencias.

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